La iglesia Católica

Dios

El ser humano cobró conciencia de Dios ante hechos que escapaban a su comprensión y control.

Hoy muchos de esos hechos ya quedan dentro de nuestra comprensión y algunos bajo nuestro control porque nuestro conocimiento ha aumentado y ha evolucionado.

Por ejemplo, desde nuestros orígenes y hasta no hace demasiado tiempo, apenas un par de cientos de años, un rayo solo podía ser comprendido cómo un acto divino.

Hoy sabemos que se produce por un fenómeno físico que desarrolla una carga eléctrica entre la tierra y las nubes y qué instalando un pararrayos creamos una "pantalla" que hace imposible la caída de un rayo debajo de su paraguas de protección.

 

Si se afirma qué Dios puede participar de alguna manera en la formación y destino de ese rayo, resulta que nuestro conocimiento nos permite burlar a Dios y no ser destruidos por ese rayo.

Cómo eso no es posible por qué creemos y asumimos qué Dios es todopoderoso, gracias a qué hemos ampliado nuestro conocimiento se evidencia qué la caída del rayo no es un acto divino.

Pero a más aumenta el conocimiento y a más evoluciona, a más sabemos, a más respuestas se desvelan, mayor es el número de cuestiones qué aparecen y carecen de respuesta.

La interpretación simplista de un "dios" qué provoca hechos concretos sujetos a su capricho ha evolucionado a la del Dios complejo, igualmente necesario y aún más inescrutable.

Nietzsche declaró que Dios había muerto.

No lo declaró porque lo creyera así si no por qué el hacerlo le permitía argumentar sobre algo qué deseaba señalar, que si se acepta la inexistencia de Dios no existe nada capaz de actuar como fuente de la moral.

Sin embargo no tuvo en cuenta qué la tendencia qué se observa conforme aumenta el conocimiento y se van descubriendo explicaciones a cosas que antaño se suponían divinas es qué aparecen muchas más cosas inexplicadas.

 

En consecuencia, cómo aumentar la dimensión de lo conocido conduce de forma invariable a que la dimensión de lo desconocido aumente aún más, la conclusión es lógica.

Dios no ha muerto.

A más sabemos más se evidencia que Dios existe, aunque no de la forma simplista qué se nos enseñó.

 

El nacimiento de la religión

Hombres y mujeres sabios, santos y buenos han existido siempre, al igual qué malvados, egoístas y perversos.

Ignoramos si la religión nace cómo un instrumento para hacer el bien o para hacer el mal.

 

Ambas opciones son posibles.

Imaginar a un sanador, a un chamán, a cualquier hombre o mujer santo y bueno asegurándose de qué su gente se comportará de una forma adecuada o realizará ciertos ritos qué les mantendrán sanos y bien avenidos enseñando qué eso alegrará a Dios, en lugar de dispersarse intentando explicar sus conocimientos o las razones que le llevan a indicarlo no solo es algo comprensible cómo acto inteligente si no qué incluso se puede aceptar que lo hiciera por inspiración divina.

 

Imaginar lo contrario también.

Al egoísta y malvado le viene muy bien declarar qué "dios" ordena que se haga lo qué el desea y le beneficia en lugar de lo que su gente haría sin la coacción de ese supuesto "mandato divino".

 

Religión e Iglesia

Desde tiempos inmemoriales se ha procurado identificar y unificar a la religión con la iglesia.

Y no son la misma cosa.

La religión son las creencias y la Fe que cada uno siente que acaba siendo recopilada, estructurada y "normalizada".

La iglesia es la estructura de poder basada en las creencias y la Fe de las personas que recopila, estructura y "normaliza" la religión estableciendo un dogma y unos rituales.

 

La teoría es que la iglesia precisa ese poder para difundir la religión a la que sirve y cuidar a los creyentes en ella.

La religión, las creencias que siente cada uno no necesitan de ninguna iglesia, se pueden transmitir en el entorno familiar, de persona a persona.

Sin embargo unificar esas creencias, "normalizarlas", crear un canon definiendo cómo deben ser, especificando lo qué es correcto y admisible y lo qué no lo es, solo lo puede hacer una organización, una iglesia.

Y al hacerlo se constituye en guardián e interprete de la voluntad divina e incluso de la Palabra de Dios y toma para la organización, para la iglesia, el poder de ese profeta, de ese chamán u hombre santo qué habla con los espíritus, con Dios, interpreta lo qué percibe o se le comunica y nos dice que debemos de hacer.

Pero el poder es el poder y hay quién lo busca y lo pretende adquirir por cualquier medio.

En consecuencia, como ninguna organización es inmune ni a que los malvados se integren en ella ni a qué el poder corrompa a quienes las integran y las Iglesias son organizaciones, cualquier Iglesia es susceptible de acabar por alojar malvados y corruptos o incluso de pervertirse por completo.

Y a mayores son las iglesias, las organizaciones, mayor probabilidad hay de que sea así al menos en parte.

 

La Iglesia Católica, Apostólica y Romana

La inmensa mayoría de los spanos profesamos el cristianismo y la gran mayoría de los que lo profesamos somos católicos, hemos sido bautizados en la Fe Cristiana por la Iglesia Católica y con mayor o menor asiduidad seguimos sus ritos y cumplimos sus preceptos durante nuestra vida.

De hecho hasta los más descreídos y poco religiosos de nosotros vivimos en gran medida según la moral católica, incluso si faltamos en parte a ella e incurrimos en lo que es considerado pecado, incluido lo qué es pecado mortal.

Nuestra sociedad toda, desde nuestro comportamiento social, lo qué consideramos correcto o no, hasta nuestras leyes están conformadas siguiendo nuestra moral cristiana y católica.

 

El cristianismo es la Fe más extendida en el mundo, con más de 2.400 millones de cristianos y la religión católica, con más de 1.400 millones constituye su Iglesia más numerosa.

Dentro de ella, los spanohablantes con al menos más de 600 millones y es posible que en torno a los 800 millones, somos a su vez el grupo cultural más numeroso con gran diferencia.

Tanto la lógica cómo la evidencia y la historia nos dicen que en cualquier organización en qué casi la mitad de sus integrantes pertenecen a un mismo grupo, ese grupo será dominante en ella y ocupará mayoritariamente sus estructuras de poder y organización.

Sin embargo esto no es así, lo que evidencia qué la Iglesia Católica es una estructura de Poder y en ella actúan diferentes poderes e intereses por completo ajenos a nosotros.

 

Nos basta con consultar la lista de los Papas de la Iglesia Católica desde sus inicios para evidenciar la anomalía, pues de los 266 Papas que la integran, salvo error u omisión, tan solo CINCO han sido spanos:

Uno hispanoromano: Dámaso I.
Uno portugués: Juan XXI.
Dos españoles: Calixto III y Alejandro VI.
Uno argentino: Francisco.

53,2 Papas no spanos por cada uno de los Papas spanos no parece, ni aun siendo muy condescendiente, una proporción ajustada a la importancia de la población de fieles spanos en la Iglesia Católica.

 

Y menos aún si tenemos en cuenta qué fuimos nosotros los qué en su día trajimos a su seno a, con diferencia, el mayor número de fieles a raíz de la difusión de la Fe en América y Asia, que fuimos el único pueblo de la tierra qué hizo retroceder al Islam cuando, tras más de ocho siglos, ya estaba firmemente asentado en nuestras tierras y qué en Lepanto detuvimos su entrada en Europa.

 

Salvo por detalles menores, tan solo se puede hablar de qué la actuación de un Papa fuera "beneficiosa" para los spanos, la de Alejandro VI mediando entre España y Portugal para definir el área de actuación de cada nación a lo largo y ancho del mundo.

Y esto en realidad es una falacia, puesto que tan solo se trató de una mediación qué facilitó un acuerdo al que, de una u otra manera, es presumible que se hubiera llegado o qué, de no ser así, habría acabado con la absorción de Portugal por España por simple cuestión de desigualdad de fuerzas.

En aquel momento histórico Portugal ya ha acabado su falsa "reconquista" (no se puede reconquistar algo que jamás conquistaste ni fue tuyo) hacía años, siglos de hecho:

El Reino de Portugal continúo el desarrollo de la Reconquista de Al-Andalus hasta la conquista del Algarbe en 1249, por parte de Alfonso III, lo que supuso la última plaza mahometana en Portugal.

Mientras que en el mismo momento del descubrimiento de América, 1.492, doscientos cuarenta y tres años después, casi un cuarto de milenio, los Reyes católicos, Isabel y Fernando, cuentan con un fuerte y curtido contingente armado con el qué están acabando la reconquista del Reino Nazarí de Granada.

Si en aquel momento Portugal no alcanza un acuerdo con la incipiente España y esta, una vez reconquistada Granada, vuelve su ejercito contra ellos es muy posible que la conquista y absorción hubiera sido inevitable.

Absorción qué, de haber ocurrido, teniendo en cuenta la muy distinta forma de actuar de las Casas Reales de Aragón y de Trastamara con los Reyes Católicos respecto a la francesa Casa de Avís de la monarquía protuguesa de aquel período cabe suponer qué habría tenido como consecuencia una mayor difusión de la spanidad y del cristianismo en los continentes africano y asiático.

 

Pero es qué, además, analizada objetivamente esa mediación no tuvo otra finalidad que la de perjudicar y debilitar a España:

En el momento en el que se realiza esa mediación entre Portugal y España existe una disputa cercana al enfrentamiento bélico sobre la ruta marítima para acceder al productivo negocio de la importación de especias desde Asia.

 

El descubrimiento de "América", que por aquel entonces los Reyes españoles suponen, porque así son informados por Colón, es el unas islas cercanas a las costas de las Indias, le permite a la Iglesia Católica inducir a Isabel la Católica a aceptar que España deje de porfiar por utilizar la ruta sur, costeando y rodeando África, que los portugueses quieren monopolizar "a cambio" NO DE POSEER UNA AMÉRICA QUE POR AQUEL ENTONCES NADIE SABE QUE EXISTE ya qué incluso Colón supone que ha alcanzado las costas de Asia, sino de tener el monopolio de la ruta del oeste, más "corta y directa" a las Indias y su mercado de especias.

 

Sin embargo, si la Iglesia Católica es conocida por algo es por haber recopilado información y conocimientos en todas las épocas, información y conocimientos que se reserva para sí misma y, entre esa información y conocimientos en aquella época estaba la dimensión real del planeta.

Para la cultura popular de aquella época la tierra era plana, cosa que la Iglesia Católica no se preocupaba de desmentir según su política de monopolizar y administrar el conocimiento y, sin embargo, las dimensiones reales del planeta y su esfericidad eran conocidas desde hacía bastante tiempo, de la Wikipedia:

La primera medición del tamaño de la Tierra fue hecha por Eratóstenes, el 240 a. C.. En esa época se aceptaba que la Tierra era esférica. Eratóstenes calculó el tamaño de la Tierra midiendo el ángulo con que alumbraba el Sol en el solsticio, tanto en Alejandría como en Siena, distante 750 km. El tamaño que obtuvo fue de un diámetro de 12 000 km y una circunferencia de 40 000 km, es decir, con un error de solo el 6 % respecto a los datos actuales.

Posteriormente Posidonio de Apamea repitió las mediciones en el año 100 a. C., obteniendo el dato de 29 000 km para la circunferencia, considerablemente más impreciso respecto a los datos actuales. Este último valor fue el que aceptó Ptolomeo, por lo que prevaleció ese valor en los siglos siguientes.

Cuando Magallanes dio la vuelta a todo el planeta en 1521, se restableció el dato calculado por Eratóstenes.

 

Ante eso es perfectamente posible qué a Isabel, si no era conocedora de esa información, se le "revelara" y se le diese como argumento la medición de Posidonio de Apamea "certificada" por Ptolomeo o, de conocer esta ambas, se la convenciese de qué la correcta, dado el aval de Ptolomeo, era esta, para que aceptase dejar de dirimir con Portugal el derecho a utilizar la ruta del sur a cambio de obtener el monopolio de la ruta del oeste qué, dada la información de la que ella disponía en función de lo transmitido por Colón que suponía haber llegado a "las Indias", a Asia, era mucho más corta y rápida.

 

Esto se "aderezó" para hacer el tratado más atractivo con la concesión de la posesión de todas las islas y tierras que pudieran ser halladas en esa ruta... IGNORANDO POR COMPLETO EN ESE MOMENTO LA IGLESIA CATÓLICA LA EXISTENCIA DE AMÉRICA, sus dimensiones y potencial reales y lo que está iba a representar a nivel económico y poblacional.

 

Y sin embargo la Iglesia Católica si tiene conocimiento del perjuicio que hace a España porque conoce la medición de Eratóstenes, unos 10.000 km más larga, por lo que cree saber que Colón no ha arribado a unas islas cercanas a las Indias si no a un grupo de islas apenas a un cuarto del camino real a esas tan deseadas Indias y presupone que ese trayecto no solo será mucho más largo sino qué, además, cabe en lo posible también difícil, ya que en toda esa extensión de océano nada va a haber salvo algunas islas por lo que el trayecto hasta las Indias incluso podría devenir en impracticable.

 

Ítem más, cuando ya suscrito el tratado de Tordesillas los marinos portugueses, muy dados al secretismo para preservar el monopolio de su ruta del sur y protegerse ante los posibles caprichos de un rey absolutista de corte francés le explican a su monarca el terrible error cometido ya qué ellos en su ruta de retorno, que debe alejarse de África para encontrar los vientos y corrientes favorables, han encontrado, o al menos avistado, una tierra donde hacer aguada y avituallarse, las costas de el actual Brasil, Portugal solicita a la Iglesia Católica que se cambie la línea de demarcación del tratado llevándola más al oeste y esta, posiblemente con conocimiento de la razón real que Portugal podría haber alegado sabiendo que la Iglesia Católica veía con buenos ojos todo lo que redujese el poder de España, coacciona a la Reina Isabel para que acepte esa corrección que va a permitir a Portugal poner el pie "legalmente" en unas tierras que en caso contrario habrían correspondido a España.

 

Pero la actuación de la Iglesia Católica contraria a España no se evidencia tan solo en esto si no qué más adelante cuando Portugal transgrede el tratado por tierra al ocupar la parte del actual Brasil qué está más allá de la línea definida por el tratado ni le reconviene ni le protesta en modo alguno al igual que tampoco a otros reinos de monarcas cristianos y católicos como por ejemplo Francia cuando ponen sus pies en América.

 

Además, las actuaciones de la Iglesia Católica durante los Papados de los Pontífices no spanos están plagadas de acciones claramente tendentes a beneficiar a los intereses de la propia Iglesia Católica aun si con ello perjudicaba los intereses spanos, cuando no marcada e innecesariamente antispanas e incluso completamente favorables a poderosos, grupos o naciones opuestas o en conflicto con nosotros.

 

Un ejemplo muy claro de ello y no demasiado lejano en el tiempo hasta el punto de estar incluso sucediendo hoy en día es el posicionamiento de importantes miembros de la Iglesia Católica a favor de grupos e ideologías independentistas, separatistas e indigenistas.

 

La "excusa" o explicación es qué la Iglesia no se implica en política y qué su aspiración es dar amparo a sus fieles sea cual sea su afiliación o intención política.

La duda surge cuando esos fieles independentistas, separatistas e indigenistas ni son tan fieles cristianos ni, en muchos casos, podrían llevar adelante sus intenciones sin la necesaria colaboración y amparo de esos miembros de la Iglesia.

 

En cualquier caso detenerse en discusiones es inane e innecesario cuando la simple lógica brinda suficiente evidencia.

Se aduce qué de 266 Pontífices, incluidos los cinco spanos, uno actuó para beneficiar a los spanos, aun si no hubiera sido uno sino los cinco, manteniendo la misma proporción, por cada uno de ellos al menos más de medio centenar debieron actuar a favor de sus países de origen o de poderosos o grupos con los que simpatizaban o en los que estaban integrados y, en muchos casos si no en todos, en contra de los intereses spanos.

Pero es qué, además, no fue así.

 

Si la Iglesia Católica hubiera actuado a favor de los spanos habría quedado registrada alguna protesta al menos, cuando no un interdicto o excomunión, a aquellos monarcas de reinos católicos que obraron en contra de lo dispuesto en las Bulas Alejandrinas actuando en las tierras, según se nos cuenta, "adjudicadas" a España.

Así pues, la más simple lógica evidencia qué la Iglesia Católica no solo no actuó especialmente a favor de los spanos, si no qué actuó en su contra para disminuir el poder que concentrábamos, poder qué atentaba o podía atentar contra los poderosos dentro de su estructura apoyando qué más spanos alcanzasen el Papado.

 

La Gran Labor

Cómo Cristiano y Católico me es ineludible hablar de la Gran Labor qué hacen los miembros de la Iglesia Católica, tanto en el plano espiritual cómo muy especialmente en el plano social.

Ni la religión ni la Iglesia Católica son algo ajenos a nosotros ni en el plano espiritual ni en el plano de su actuación social.

"Lo Cortés no quita lo Valiente" reza un conocido refrán, y el hecho fehaciente de qué a ninguna iglesia, a ninguna estructura religiosa, y en nuestro caso en particular a la Iglesia Católica, JAMÁS debe permitírsele interferir ni actuar en el Gobierno de ningún Estado y menos aún en nuestro Estado Spano, no quita qué deba permitírsele y aún facilitársele realizar su labor pastoral y social.

Y tampoco excluye qué la Iglesia Católica haya actuado cómo elemento disgregador del pueblo spano para disminuir su poder impidiendo qué llegase a ser superior al de la propia Iglesia Católica.

 

Si el Estado Spano actuase cómo a lo largo de la historia y con menos motivos han hecho otros Estados segregándose de la Iglesia Católica e instituyendo la Iglesia Spana el poder y la riqueza de la Iglesia Católica sufriría una debacle lo que, aunque no es algo que esté en el ánimo de la inmensa mayoría de nosotros, no es una opción que debamos descartar a la ligera, antes al contrario, hemos de asumirla como una desagradable opción que habrá que ejecutar si continuamos siendo empujados a ello.

 

En consecuencia, los spanos no solo debemos exigir y tener una mayor relevancia en la estructura de la Iglesia Católica, acorde con nuestra participación en la misma, sino también el qué su labor sea conducente a nuestra integración o al menos no contraria a ella y, desde luego, que en ningún caso proteja, beneficie ni ayude a grupos o movimientos contrarios a nosotros y en especial a aquellos que ejecutan acciones terroristas, criminales o subversivas.

 

Al fin y al cabo todas las pruebas que vamos conociendo evidencian, como veremos, cada vez con mayor fuerza y consistencia, qué las bases de la religión cristiana se originan, a través de la judía, en la primigenia y miles de años anterior religión spana.


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