El Delta del Mediterráneo

Nuestro primigenio solar patrio fue un extraordinario Delta Marítimo-Oceánico jamás antes descrito que, durante milenios de evolución, condicionó y conformó nuestra forma de ser y nuestra cultura original

 

En este artículo se desarrolla la hipótesis de que la tierra denominada por Solón cómo “Atlántida” y recogida en los Diálogos de Platón bajo esa denominación no tenía ese nombre, ni fue un mito inventado ni, aunque se le pudiera haber dado ese uso, una figura literaria creada y usada para presentar unas ideas, sino algo real y tangible a la vez que se señalan algunos aspectos lógicos qué, quizá por considerar la fuente cómo un mito totalmente desligado de cualquier posible realidad histórica, parecen no haberse valorado con propiedad.

Nuestra hipótesis descarta que esa tierra se tratase de una “isla”, propiamente hablando, y fundamenta qué en realidad se trató de un extraordinario y único Delta Marítimo-Oceánico originado, tras la Crisis Salina del Messiniense (iniciada hace unos 6.000.000 de años) aproximadamente hace unos 5.740.000 años a raíz de la Inundación Zancliense que, finalmente, fue destruido por un maremoto entre el 2.000 a.C. y el 1.500 a.C.

Cuando se leen los Diálogos de Platón bajo la perspectiva de la citada hipótesis, por completo basada en datos e informes científicos y en fenómenos físicos bien conocidos, se encuentran multitud de factores confirmatorios de la misma.

 

Platón

La referencia a la “Atlántida” en los Diálogos de Platón, en particular en los denominados Crítias y Timeo, ha sido investigada y tratada por investigadores de notable capacidad y prestigio cómo por ejemplo y sin ser muy exhaustivo:

 

Don José Pellicer de Ossau Salas y Tovar

(Zaragoza, 26 de abril de 1.602, Madrid, al 16 de diciembre de 1.679), historiador, filólogo y poeta español. Destacó por sus comentarios a la obra poética de Luis de Góngora. Fue Cronista Mayor de Castilla y posteriormente de Aragón. En poesía se adscribió a la corriente culteranista. ha sido reconocido en tiempos recientes como el verdadero primer español estudioso del tema “Atlántida”, al ser el primer historiador que dedicó un estudio de considerable extensión a la cuestión de la Atlántida en su célebre obra “Aparato a la monarchia antigua de las Españas en los tres tiempos del mundo, el adelon, el mithico y el historico: primera parte ...”, en la que defendió la autenticidad de la historia narrada por Platón así como la tesis de que esta había sido en realidad la misma península ibérica más un grupo de islas adyacentes, que desaparecerían con la catástrofe descrita en los textos del filósofo ateniense.

Don Francisco Fernández y González

(Albacete; 26 de noviembre de 1833, al 30 de junio de 1917, Madrid), escritor, filólogo, arabista, orientalista e historiador español, catedrático en las Universidades de Granada y Universidad Central de Madrid (Institución previa a la Universidad Complutense de Madrid), Decano de la Facultad de Filosofía y Letras y luego Rector de la Universidad Central, miembro de número de las Academias de Historia, de San Fernando y de la Lengua Española, Senador del Reino en las legislaturas 1878-1885 y 1891-1892. Escribió sobre filosofía y estética, historia de España, historia del derecho, literatura, filología, así como realizó estudios orientalistas y semíticos.

Don Juan Fernández Amador de los Ríos

(1.874 al 1.943), historiador, profesor, filólogo y ensayista español, autor de títulos como “Los orígenes de la nacionalidad española y su cultura” (1.903), “Diccionario vasco-caldaico-castellano” (1.909), “Antigüedades ibéricas” (1.911), “España en la Edad Media y Moderna y Contemporánea” (tres volúmenes, 1.911 a 1.912), “España en las Edades Moderna y Contemporánea” (1.912) y “Monumento y tesoro de la lengua ibérica” (1.922), entre otras obras. Arturo Campión dejó señalado en su correspondencia cómo Fernández Amador habría sostenido la teoría de que el idioma castellano sería un «latín euskarizado».

Cómo vemos en estos ejemplos, "primeros espadas" de los mundos científico y académico.
 

Esto se mantuvo así, cómo un tema dentro del ámbito de interés de algunos investigadores especializados hasta la publicación en 1.882 de la obra de Ignatius Loyola Donnelly (3 de noviembre de 1.831 al 1 de enero de 1.901), investigador aficionado, “Atlantis: The Antediluvian World” y la comparativamente amplia aceptación e interés del público en general por la misma.

 

Inmediatamente después, en al rededor de los siguientes cinco años tras su publicación, se produce la que podríamos denominar “parapsicolización” del tema con la publicación de las obras de tres autores de clara filiación masónica:

- Helena Blavatsky, (Yekaterinoslav, 12 de agosto de 1831, Londres, 8 de mayo de 1891), (Helena von Hahn de soltera), nieta de un masón

- Rudolf Steiner, (Donji Kraljevec, Imperio austrohúngaro, hoy Croacia, 25 o 27 de febrero de 1861 Dornach, Suiza, 30 de marzo de 1925), masón, llegó incluso a fundar una logia

- James Churchward, (27 Febrero de 1851, 4 Enero de 1936), hermano mayor de un reconocido autor masónico

Lo siguiente es qué, a partir de la “apropiación” del tema por estos y otros autores “paracientíficos”, los científicos serios que se aproximan al mismo comienzan a ser criticados y descalificados... curiosamente por otros científicos que son bien masones, bien próximos a la masonería o con reconocidos masones entre sus referentes y profesores.

Y la consecuencia directa de todo ello es que el método científico dejó de aplicarse y que tanto los debates científicos serios sobre el tema cómo la investigación sobre el mismo dejaron de producirse.

Desconocemos que razones podía haber, si las había, entre la masonería para actuar de ese modo pero el hecho indiscutible y comprobable es qué fue así... y sigue siendo así aún hasta nuestros días, todo ello “amplificado” por el interés económico o de protagonismo de determinados autores que, sin la menor base científica ni estudio serio alguno en la mayoría de los casos, fantasean y producen materiales cómo mínimo “fabulosos” sobre el tema.

Por mi parte, yo lo afrontaba con escepticismo dado qué en mi juventud realicé una lectura lógica de las fuentes que me llevó a considerar que se trataba de un mito dado qué, en principio, en el océano tan sólo existen tres tipos de islas:

Las de origen rocoso, las de origen volcánico y las de origen coralino.

...y ninguna de ellas, de ser arrasada por un terremoto y barrida por una inundación posterior que la sumergiese bajo las limpias aguas de un maremoto proveniente del profundo Atlántico dejaría tras de sí, cómo se recoge en los citados diálogos:

“...fondos fangosos de escasa profundidad peligrosos para la navegación”.

...y, más teniendo en cuenta que las mayores naves de la época tenían calados más bien escasos, inferiores a los dos metros, por lo que unos fondos peligrosos para la navegación en general debían ser próximos o inferiores al metro de profundidad.

Otro detalle fácilmente comprensible es qué, de haber sido una tierra real que hubiera sido arrasada y sumergida en el mar por un terremoto y un maremoto cataclísmico posterior quedando sumergida a profundidades inferiores a los dos metros a buen seguro esos restos habrían sido visitados por multitud de buceadores de la época (por ejemplo los clásicos pescadores de esponjas) con la obvia consecuencia de qué muchos de sus restos habrían derivado a los mercados y algunos habrían perdurado hasta nuestros días, cosa que positivamente sabemos que no fue así:

Por lo tanto, en base a esas consideraciones, de ser real no quedo ningún rastro rescatable siquiera a esas escasas profundidades lo que resulta inconcebible bajo las premisas anteriores.

Esto se mantuvo así hasta qué, a través de los diferentes artículos del Profesor Daniel García-Castellanos y su equipo, en especial “The Zanclean megaflood of the Mediterranean – Searching for independent evidence” by Daniel Garcia-Castellanos, Aaron Micalle, Ferran Estrada, Angelo Camerlenghie, Gemma Ercilla, Raúl Periáñez, José María Abril" me permitió considerar la posibilidad de qué en realidad la citada tierra denominada por Solón cómo “Atlántida” pudo no haber sido una isla si no un extraordinario Delta Marítimo-Oceánico, jamás propuesto ni descrito, originado cómo un fenómeno producto de la resaca de la citada Inundación Zancliense.

 

Esta inundación Zancliense se produjo tras la Crisis Sakina del Messiniense, un proceso en el que el ascenso de la Cordillera Bética arrastró e hizo ascender también a la Cordillera del Mar de Alborán, que hoy conocemos en su parte norte cómo Cordillera Sub-Bética y en su parte sur cómo Cordillera del Atlas en el norte de África, cerrando la comunicación entre el Océano Atlántico y el Mar Mediterráneo.

 

Sin embargo la disparidad de opiniones sobre cuanto tiempo precisó la citada inundación para llenar la cuenca mediterránea no permitía establecer una hipótesis consistente, cosa que cambió radicalmente tras el excelente aporte y exhaustivo trabajo de los Profesores R. Periáñez y J.M. Abril del Dpto. De Física Aplicada I, ETSIA, Universidad de Sevilla y su equipo con el excepcional trabajo “ Computational fluid dynamics simulations of the Zanclean catastrophic flood of the Mediterranean” R. Periáñez, J.M. Abril, Dpto. Física Aplicada I, ETSIA, Universidad de Sevilla en el que mediante un modelo matemático ajustado a las Leyes de la Física y la dinámica de fluidos dejan demostrado qué la citada inundación requirió menos de dos años, con un ratio promedio de llenado de la cuenca de unos siete metros de nivel al día y corrientes de más de 100 km/h (más de 50 nudos).

 

Imagen 3D del resultado computacional de un momento del proceso de la Inundación Zancliense teniendo en cuenta las Leyes de la Física

Imagen 3D del resultado computacional de un momento del proceso de la Inundación Zancliense teniendo en cuenta las Leyes de la Física  
 

 

El intercambio de aguas sobre el Umbral del Camarinal

En el actual Estrecho de Gibraltar, entre la Punta del Camarinal y la zona oeste de la Bahía de Tanger, existe el denominado Umbral del Camarinal, un umbral batimétrico que separa el mar Mediterráneo y el océano Atlántico.

 

Imagen batimétrica del Umbral del Camarinal, la zona menos profunda del Estrecho de Gibraltar con tan sólo 286 metros de profundidad en la actualidad, que lo atraviesa de norte a sur creando una barrera submarina de baja profundidad

Imagen batimétrica del Umbral del Camarinal, la zona menos profunda del Estrecho de Gibraltar con tan sólo 286 metros de profundidad en la actualidad, que lo atraviesa de norte a sur creando una barrera submarina de baja profundidad

 

Aún en la actualidad, sobre el mismo se produce un intercambio de aguas entre el Océano Atlántico (entre aproximadamente 33 y 35 gramos de sal por litro) y el Mar Mediterráneo (entre aproximadamente 36 y 39 gramos de sal por litro) debido a su diferente salinidad, diferencia que a lo largo del año oscila entre menos de una parte por mil (0.8 ppm) y menos de cuatro partes por mil (3,6 ppm).

 

En este intercambio las aguas atlánticas entrantes, ligeramente menos salinas, sobrenadan a las aguas mediterráneas salientes, ligeramente más salinas y por lo tanto más pesadas, que “desbordan” sobre el Umbral del Camarinal por simple gravedad.

Durante la rápida y violenta Inundación Zancliense, a partir del momento en el que el llenado del Mar Mediterráneo alcanzó el Umbral del Camarinal, las aguas de la cuenca mediterránea, tremendamente pesadas en comparación a las límpidas aguas atlánticas que la estaban llenando, dada la cantidad de materiales erosionados que ese violento llenado ponía en suspensión, comenzaron a, a modo de resaca, intentar salir de la cuenca oponiéndose a la entrada de las aguas atlánticas qué, más ligeras, llegó un momento en el qué comenzaron a pasar sobre ellas.

 

Una vez el llenado de la cuenca mediterránea alcanzó el nivel del Umbral del Camarinal, con un ascenso promedio de las aguas de 7 metros al día y sin considerar esa “resaca” en teoría el llenado debió culminarse en unos 40 días más.

Sin embargo, en cuanto la “resaca” de las pesadas aguas cargadas de sedimentos de la cuenca mediterránea fue capaz de avanzar por debajo de las mucho más ligeras aguas atlánticas y, debido a la gravedad, comenzar a desbordar sobre el Umbral del Camarinal, empezaron a verterse en la cuenca atlántica "VACIANDO EL MEDITERRÁNEO" al mismo tiempo que la inundación lo iba llenando, lo que prolongó el proceso durante un tiempo que aún debe ser determinado mediante su cálculo utilizando simulaciones computacionales.

 

Por lo tanto, ese periodo estimado en unos 40 días debió de alargarse, cosa qué se debe tener en cuenta en el modelo computacional del equipo del profesor Periañez u otros que se propongan su estudio, en función de los diferentes valores de turbidez y carga sedimentaria que corresponda estimar.

En base a ello se podrá estimar, en función de diferentes valores de carga sedimentaria y diferentes periodos de tiempo de duración del proceso, la cantidad de sedimentos que pudieron salir del Mediterráneo y conformar ese delta marítimo-oceánico y, en consecuencia, cuales pudieron ser sus dimensiones iniciales y, en función de las corrientes atlánticas, en que dirección se movieron esos sedimentos y cual debió de ser la forma y dimensiones aproximadas de su depósito y, quizá de ser este el suficiente, afloramiento.

 

Razones que avalan la hipótesis del Delta del Mediterráneo

1º- Y obligada, su descripción y referencia en diversas fuentes antiguas, tanto orales cómo escritas cómo gráficas:

El investigador Georgeos Diaz-Montexano declara haber localizado del orden de casi 200 mapas en estelas, jeroglificos, etc donde esa tierra aparece representada... justo en el emplazamiento señalado por las conocidas fuentes clásicas.

2º- La presencia en diversos yacimientos arqueológicos de la península de la denominada Industria Lítica 1, Olduvayense, y la dispersión y abundante concentración en la península de la denominada Industria Lítica 2, Achelense, cuya concentración en el norte de África y en nuestra península sugiere una vía de comunicación entre ambas, evidencia qué resulta muy difícilmente explicable salvo que existiera el Delta propuesto o una nunca certificada capacidad de navegación en el Paleolítico inferior, hace aproximadamente 1.7 millones de años hasta hace aproximadamente unos entre 600.000 y 300.000 años que, hasta la fecha, son los restos de industria lítica 2 más recientes encontrados en los yacimientos de Atapuerca.

3º- La evidencia fósil de especies (taxones como por ejemplo: Theropithecus oswaldi leakeyi, Hippopotamus antiquus, Equus altidens y Homo sp., todos ellos de origen africano.) ya extintas presentes tanto en tierras africanas cómo peninsulares que no muestran ningún dimorfismo evolutivo pese a que ambas poblaciones quedaron irremediablemente separadas tras la rotura del arco de la cordillera de Alborán, que cerraba la comunicación entre el Atlántico y el Mediterráneo, al iniciarse la Inundación Zancliense hace aproximadamente unos 5.7 millones de años:

 

Estas evidencias sólo son explicables por la existencia del Delta propuesto o declarando que la teoría de la evolución de las especies no es válida ya que la única otra opción, por completo inaceptable, es que esas especies animales hubieran continuado pasando de África a la península, de una forma regular y continuada hasta su extinción, nadando la separación mínima entre las costas del estrecho, que supera los 14 kilómetros con una profundidad mínima de 286 metros, dada la inviabilidad de, debido a esta profundidad mínima, cualquier teorización sobre un puente terrestre aparecido durante una glaciación, ya que todos los estudios existentes al respecto jamás contemplan un descenso de las aguas marinas superior a los 250 metros, con la excepción de glaciaciones de tal extensión que harían imposible la vida de esas especies de climas templados y/o calurosos en las latitudes peninsulares cómo sus restos fósiles certifican que así fue.

 

Conclusión:

La hipótesis del Delta del Mediterráneo, la posibilidad de que se formase a raíz de la Inundación Zancliense un extraordinario y jamás descrito Delta Marítimo-Oceánico en el lado Atlántico del actual Estrecho de Gibraltar (sin entrar en si estuvo o no habitado por los seres humanos ni en si allí se formó la primera civilización de la humanidad, o una de las primeras, que es algo que debe ser tema de futuros estudios) explica tanto los hechos descritos en las fuentes clásicas cómo las pruebas halladas en los estudios arqueológicos por lo qué, en consecuencia, debe ser contemplada y estudiada en todos sus aspectos, tanto geológicos, cómo biológicos, cómo arqueológicos.

 

Son demasiados los factores que parecen ser confirmatorios cómo para desestimarla sin tomarla en consideración y sin realizar estudios al respecto.

¿Cómo es posible que en una fuente clásica se describa a la perfección lo que, de producirse un maremoto posterior a un terremoto, quedaría en el lugar de ese “nesos”, siempre traducido cómo “isla” pero qué también era usado en griego antiguo para denominar una península cómo en el caso de “pelopo-nesos” y un delta qué, en realidad, es una isla originada por el depósito y la acumulación de los sedimentos transportados por la corriente de agua, hasta este momento, de un río?:

Fondos arenosos o fangosos de tan escasa profundidad, sobre los que no se aprecia ni encuentra resto ni ruina alguna, que hacen calificar la zona cómo peligrosa para la navegación, no ya de los grandes navíos si no a cualquier navío, lo que correspondería a la perfección a los restos dejados por un delta sometido a un terremoto que produciría la licuación del terreno con la consecuente desaparición de cualquier población o edificación sobre el mismo y a un posterior maremoto que arrasaría y dispersaría cualquier resto más ligero y superficial.

Ninguna otra descripción o fabulación sobre tierras cubiertas por las aguas en toda la historia humana refiere un resultado así sino, antes al contrario, siempre hacen referencia a restos sumergidos que incluso en ocasiones llegan a ser visibles desde la superficie, lo que confiere un viso de veracidad al relato transmitido por los Diálogos de Platón, en cuanto a la descripción física de los resultados de la catástrofe descrita, dado que tal veracidad del relato platónico parece ser confirmada en todos sus extremos bajo la presente hipótesis del Delta del Mediterráneo, por completo ajustada a hechos geológicos y arqueológicos ya conocidos y estudiados y a las leyes de la Física y la Dinámica de Fluidos.


 

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